CD EBRO. Triunfo de prestigio de un C. D. Ebro que se dio el gustazo de vencer a uno de los equipos con más nombre, no solo del grupo, sino de todo el fútbol nacional.
Por segunda temporada consecutiva, los arlequinados siguen labrándose, a base de esfuerzo y trabajo, un nombre y un hueco en esta exigente Segunda División B, y si ya el año pasado sorprendieron a propios y extraños en el grupo II, la gesta esta vez adquiere unos tintes de grandeza aún mayores, por la calidad de los clubes con los que cada semana deben competir los aragoneses. Los tres puntos vienen a refrendar el glorioso momento por el que atraviesan los pupilos de Emilio Larraz, que suman ya seis encuentros consecutivos sin conocer la derrota.
En un choque de estilos contrapuestos, el Ebro pudo más que los alicantinos, jugándose a lo que propuso el cuadro local ante un Hércules que no supo como encarar el partido, y todavía menos con el marcador en contra, abusando del juego directo ante una defensa que volvió a brillar con luz propia, acompañada por un bloque de jugadores que dignifican semana a semana su enorme trabajo.
Nadie quiso mover pieza en unos veinte minutos iniciales de tanteo y respeto. Fue el Ebro el primero en pronunciarse, en un excelente pase de Paredes a Gabarre que el delantero remató con su pierna menos buena, saliendo el balón centrado al cuerpo de Iván. Respondió casi al momento Miñano con un duro tiro lejano que Montoya no pudo blocar en primera instancia y Omgba no acertó con el rechace. Se animaron los de Carlos Luque, teniendo en el 33 su oportunidad más clara en una contra que inició Chechu, abriendo a banda derecha para que Dalmau centrara y el propio Chechu rematara de cabeza desde cerca, con Pajarero ejerciendo de salvador para enviar a córner. No se amilanaron los arlequinados y, tras una indecisión defensiva, Paredes disparó al lateral de la red.
Salieron a por todas los aragoneses de vestuarios tras el descanso, forzando dos saques de esquina consecutivos: en el primero metieron el miedo en el cuerpo a los visitantes con un cabezazo de Gabarre que Fernando Román salvó “in extremis”, aunque la grada reclamó con vehemencia que el balón había rebasado en su totalidad la línea de gol. En el siguiente lanzamiento ya no hubo dudas y el cabezazo de Paredes, tras un gran movimiento, mandó el esférico al fondo de las mallas. En ambos casos, Valero demostró su maestría en los lanzamientos a balón parado.
Le dolió al Hércules el tanto encajado. Mucho había en juego para una entidad tan grande, y durante unos cuantos minutos estuvieron al borde del abismo y muy cerca de arrojar la toalla cuando en una jugada dentro del área, Gabarre se anticipó a la defensa y al portero Iván, al que regateó, pero se escoró demasiado y su remate acabó con el balón estrellándose en el lateral de la red.
Tocaba aguantar el cuarto de hora restante a un rival que iba a utilizar todos sus recursos intentando sacar algo positivo que les acercase a los lugares de promoción de ascenso. De la mano de un gran futbolista como es Chechu, comenzaron los acercamientos. Montoya, en genial estirada, salvó el empate en un venenoso envío del interior de los alicantinos. El recién incorporado Gaspar también quiso tener su nota de protagonismo, y en un bote pronto desde dentro del área mandó fuera de los tres palos por bien poco. Tras cuatro eternos minutos de añadido, en los que parecía que el colegiado no iba a señalar nunca el final, el C. D. Ebro se alzó con una importante victoria que hace que el objetivo marcado de superar lo hecho en la temporada anterior esté cada vez más cerca de ser real.
Fuente: Prensa CD Ebro
Foto: Irene Villalba