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¿Es el viernes el peor día de la semana?

ESPIRITU DEPORTIVO. He estado pensando porque lo viernes son el día que más duro me da después de separarme.
Los síntomas se repiten semana a semana, y el viernes es el peor día de la semana. Salgo con el cerebro a punto de explotar de la oficina, donde de verdad veo un número más y grito (hagamos una aclaración importante, a lo que me dedico de lunes a viernes de 7am- hasta la hora de ir a correr, es a hacer modelos, análisis y políticas de riesgo, que le permitan al banco tener mejores originaciones de crédito, y mejor calidad de su cartera, y cada día es una aventura junto a mi equipo de trabajo para que esto se cumpla), mi rutina de entrenamiento no incluye correr este día, sino generalmente hacer fortalecimiento, para la cual madrugo o aprovecho el almuerzo para salir pronto de eso, así que el viernes en la tarde generalmente quedo “libre” para ocuparme en otras cosas, trato de salir temprano (entiéndase con la luz del día), y me voy a mi casa. Y acá aparece el síntoma generalizado: la rabia con el mundo. Es viernes, el día que parte por fin la semana, al otro día no se madruga a trabajar (sólo a correr), y puedes hacer algo después de ese segundo de libertad que se siente al pasar el carné de la oficina por la puerta, pero el resto del mundo tiene planes y demás, y tú vas en un bus, en un taco a casa, a estar sola, a que nadie te pregunte como te fue, si estas cansada, si quieres salir, si te quieres dormir temprano, y esa rabia sigue en aumento.
Cómo tengo claro que debo ocuparme de mí, me ordeno hacer algo  y dejar el show. No hay nada que soporte menos que el drama o victimizarme, así que lo que he hecho es encargarme de mi rabia, y mientras voy camino  a casa, empiezo a crearme un autoplan de viernes que solucione el malgenio que no quiero que me dé. Y bueno ahí han salido varios, ir a comer, pedir un domicilio, ir a la peluquería, ir a un masaje, verme una peli, comerme una malteada de chocolate, y cuando este plan se va creando entonces me calmo y recupero la cordura. Lo ejecuto y así se va la noche del viernes y salgo invicta de ella.
Pero más allá de solucionarlo cada semana, es el sentimiento de tristeza que me aparece ese día. Desde que me separé he llorado todos los viernes. Y por qué? Porque me di cuenta que ese era el único día que teníamos un ritual él y yo, y ya desapareció. Era el día en que hacíamos algo de verdad, él me recogía después de la oficina, me preguntaba cómo me había ido, si había terminado todo lo que necesitaba, decíamos que por fin era viernes, que ya llegaba el finde para correr y descansar, y siempre hacíamos algo, íbamos a cine, íbamos a comer, a tomarnos algo, y era simple, fácil como me gustan las cosas, no había que llamar a nadie, ni pensar en los planes de nadie, solo era pedir que quería y pasaba y así se cortaba la semana. Y esto se ha ido, y lo extraño, y por eso cada viernes aunque solucione mi drama y me encargue de mis planes, siempre hay un momento para llorar, para extrañar, para pensar en esas rutinas que de verdad uno amó, y que ya no van a volver,  y que la tarea es ir creando unas propias y nuevas.
Hablábamos con mi mejor amiga, entendiendo racionalmente la tristeza del viernes, y concluimos que los viernes son ese día social de hacer algo after office para romper la semana, para olvidar un poco e irse a descansar, y esa es una presión a la que no somos ajenos, pero que íbamos muy bien en este proceso de aceptación, que llorar sólo un día de la semana era una tasa muy exitosa de recuperación, que en general pudieron ser muchas más cosas las que me hubieran hecho sentir más débil, y que está bien sentirse así.
Es posible que los viernes sigan siendo ese dolor atravesado en el alma, por algunas semanas más, pero los viviré, porque los necesito, porque las lágrimas de esos días me alivian, porque esas preguntas que me hago una y otra vez tratando de averiguar si hice o no lo correcto, y esa sensación de soledad que parece que se volverá infinita me hacen valorar la decisión que he tomado, porque cuando imagino de nuevo mi vida antes, sé que no es lo que quiero en mi futuro, porque solo desde el dolor se valora después la alegría, y porque al fin y al cabo solo son 52 viernes al año, y van 4, y bueno porque al otro día es sábado, el que sigue siendo mi día favorito de la semana, el día en que todo me gusta, ese día que siempre he tenido para mí, que no ha cambiado para nada y sigue siendo solo mío y por eso lo disfruto.
Y finalmente porque no hay mal que dure 100 años, menos un viernes.
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ED

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